Fábrica Metalgráficas La Peira
INTRODUCCIÓN
La fábrica se dedicaba a la elaboración de envases metálicos litografiados y troquelados, recipientes de hojalata, cajas de madera, carteles y anuncios. Su principal misión era proveer y suministrar cajas metálicas litografiadas a las marcas cuyos productos tenían que viajar al extranjero debidamente envasados y embalados.
Fue la empresa más moderna de España en su género en esa época, considerada un ejemplo de innovación y vanguardia.
HISTORIA
El primer miembro de esta familia de industriales, Juan Lapeira, vino desde Bergerac, Francia, y se estableció en nuestra ciudad en 1752, instalándose primeramente en calle Martínez, y en un segundo momento en calle Vendeja. En 1918 apuestan por una nueva sede industrial en en el barrio de Huelin, en un solar que habían comprado a los Larios, el llamado Jardín de Aclimatación, a espaldas del Asilo de las Hermanitas de los Pobres, y lindando con la fábrica de harina Simón Castel.
La obra sería dirigida por Fernando Guerrero Strachan, arquitecto de renombre que había ejecutado diferentes encargos de importancia durante las primeras décadas del siglo XX (Iglesia del Sagrado Corazón, Palacio Miramar, etc.), y el maestro de obras sería Enrique Baena Gómez.
La fábrica se dedicaba a la elaboración de envases metálicos litografiados y troquelados, recipientes de hojalata, cajas de madera, carteles y anuncios. Su principal misión era suministrar cajas metálicas litografiadas para el envasado de productos exportados al extranjero: chocolates, frutos secos, pasas, vinos, carne de membrillo, etc.
Fue la fábrica más moderna de España en su género en esa época, primeramente con maquinaria nacional, y posteriormente con otras más modernas importadas de Italia.
Para tener una idea de la importancia de esta industria, conviene recordar que en 1935 tenía 210 empleados dedicados a la fabricación de envases metálicos, y 50 en la producción de cajas de madera.
Sin embargo, esta trayectoria se trunca con el estallido de la Guerra Civil, las complicaciones de la posguerra, y un incendio que obligó a reconstruir el edificio. En los años sesenta, con una plantilla de sólo cincuenta empleados, trabaja en exclusiva para CAMPSA, fabricando envases para aceites industriales, y de forma esporádica para la industria aceitera local (Carbonell, Minerva, etc.). Finalmente, en 1982 la fábrica era clausurada.
El edificio fue posteriormente remodelado para uso comercial y de servicios.
CARACTERÍSTICAS ARQUITECTÓNICAS
La fábrica tenía dos naves, la de la derecha, que medía 105 metros de largo, 25 metros de ancho, y 50 metros de altura, estaba dedicada a la fabricación de envases metálicos, y la de la izquierda, de 50 metros de largo, a la elaboración de las cajas de madera.
Su fachada daría a varias calles, calle Góngora, a calle Ayala y a calle Héroe de Sostoa. La fachada principal que daba a calle Góngora constaba de tres cuerpos, el central más bajo y los dos laterales más altos, siendo una fachada simétrica. Las fachadas laterales que dan a calle Ayala y a calle Héroe de Sostoa, según el alzado de Fernando Guerrero Strachan, tenían una serie de ventanales separados por pilastras más gruesas que se prolongaban hasta la cornisa.
Encima de cada par de ventanas se localizan unos arcos de descarga, con una decoración de azulejos en sus enjutas.
